El ruiseñor sin un anillo
en el día en que los pequeños amantes,
niños jugaban a ser adultos.
De verdadero amor se hablaba.
Mas son niños, nosotros, los mismos
y cantaban como el río,
cuando de ti se enamora.
El amor se desprende de mi
cuando las imperfecciones mueren otra vez:
cuando el amor deja de ser capullo
suelta su crisálida
de pétalo
y nos maravilla
con el brillo mismo de tus ojos negros
y con el blanco anillo que la luna forma.
Si algo ha de necesitar ahora el ruiseñor,
son tus besos de cristal,
y la estela de polen joven
jugando a ser adulto.
Solo, sin canción de amor,
sin color de voz,
sin encontrar su flor.
Tu, mi rosa de pétalos dorados
conoce mis sentimientos
y extiende tu oído
roja sangre del amor
lágrimas de dolor
que caen al suelo
y son olvidadas
como el ruiseñor las olvidó
Ignacio Leal Parejo.
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